Los chicos del coro

No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.

Al ver algunas películas, nos vienen a la mente otras de tema parecido, aunque a primera vista ni se huela. Esto me ha pasado con Los chicos del coro.

El señor Mathiéu (Gérard Jugnot) llega al Fondo del Estanque, internado para chicos con problemas regentado con mano de hierro. Ajeno a estos métodos directivos, decide dar un voto de confianza a los chicos en un principio y enseñarles a cantar -según descubre que a ellos les gustaría-. Por supuesto, forman un coro estupendo y, por supuesto, se relaja la férrea disciplina del centro.

La peli cuenta con muy buenas interpretaciones -eso, la iluminación y la música son lo más llamativo del filme-; han logrado que los niños lo hagan bien y no parezcan repelentes -a saber en la versión doblada como suenan, ya que el doblaje de niños es lo que más suele estropear los doblajes, pues les resta naturalidad-. En lo tocante a la música, se están levantando ampollas por medio mundo por el pago a los bniños que grabaron la banda sonora, en concepto de derechos, o algo así.

Las películas que me recordó según la veía -o, más tarde, pensando en ello:

• Los cuatrocientos golpes, de François Truffaut, cuando saca la tristeza y soledad de los niños institucionalizados, abandonados.
• Sonrisas y lágrimas, de Robert Wise: un trabajador llega a un lugar donde impera una férrea disciplina, y hace de los niños un más que efectivo coro.
• El club de los poetas muertos, de Peter Weir: un profesor llega a una escuela muy estricta, y logra convertirla en un sitio, cuando menos, vivible.
• Cinema Paradiso: el personaje de Jacques Perrin es un importante director de orquesta que recibe una llamada de su madre para decirle que alguien muy querido de su infancia ha muerto. ¿Familiar? Es curioso que nunca encarne a Germinal haciendo memoria sobre su lucha obrera y minera, sobre todo cuando es el productor

Y, sin embargo, y a pesar de sus similitudes con otras películas, se deja ver bien y deja buen sabor de boca, lo que tampoco es una tontería, hoy por hoy.