Elegy

No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.
Por lo que se ve, he decidido estrenar la semana intimista en este blog. Últimamente no es que vea muchas películas, pero sí me apetece hablar de ellas. Hoy toca ésta de Isabel Coixet, que en general me gusta mucho, y que en general rueda en inglés.

Elegy es lo que llaman un coming of age, una peli de crecimiento, donde la particularidad estriba en que el personaje que madura, David Kepesh (Ben Kingsley, bien, como siempre) ya está talludito; hasta la fecha, ha venido siendo un Peter Pan que se cree que sigue teniendo veintipocos o así, a juzgar por su comportamiento. Le acompañan por este paseo por la inmadurez crónica Carolyn (Patricia Clarkson), su amante de hace unos treinta años, tan empeñada en no avanzar como él y el poeta George O'Hearn (Dennis Hopper, me encanta el papel que hace aquí), que, desde luego, con todo su haz de imperfecciones, es el más maduro del pack.
Kepesh es un sesudo crítico que está permanentemente liado con jovencitas para no crecer, pero se encuentra con Consuela Castillo (Pe), y su vida se trastoca, aunque no sabe estar a la altura de las circunstancias. A raíz de esto, Consuela lo manda a hacer puñetas, y ya la vida va cuesta abajo, hasta que de repente la vida le empieza a acuciar con todas esas responsabilidades que lleva eludiendo durante décadas: su hijo le exige consejo y su mejor amigo, el poeta, sufre una embolia y deja de ser el que era y, en un arranque de madurez, rompe el vínculo con Carolyn. Por si fuera poco, la vida le devuelve a Consuela, aunque no como él quiere. Así, este personaje que en principio puede parecer un capullo, con el tiempo se va descubriendo y te vas apiadando de él.

Me gusta especialmente el tono general de la película, con una calidez un tanto lejana del espectador -Coixet suele hacer películas desgarradas pero te las aleja un poco, no sé si para protegerte, por lo pronto, del almíbar-; tiene una fotografía estupenda, más fría que en otras ocasiones -acaso para mostrar lo que al personaje le gustaría ser-. Pero lo que más me gusta es Dennis Hopper, aunque no sé si me gusta de forma extradiegética (esto es lo que les pasa a los beatniks cuando se hacen viejos, o algo así), o porque demuestra que puede hacer más papeles que el de rebelde (aquí es un rebelde, pero pasado por el canon literario y la enfermedad) o malote vengativo que toma represalias contra inocentes.

Como las de Coixet, no apta para ver si estás triste, aunque, como Bergman, siempre introduzca una nota ligeramente optimista al final para que no se le suicide la audiencia.

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