Durmiendo con su enemigo (dos días más tarde de la jornada contra la violencia de género)

No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.

A colación de la jornada del viernes contra la violencia de género, echaban en versión española Solo mía, que nunca he terminado de ver -o no he empezado, más concretamente-. Tampoco la vi el viernes, pero empecé a pensar en otras pelis sobre el tema, y mi memoria dio con este thriller de 1991.

Desde luego, está claro que esta peli fue concebida para poner los nervios de punta al espectador a cuenta de la suerte de la chica, casada con un hombre de éxito, pero claramente dominante. Pero la chica, harta de que la mangonee, urde una trama para escapar de manera que él la crea muerta y no salga en su busca. Se refugia en un pueblito donde se pone un nuevo nombre y una nueva vida... hasta que él la vuelve a encontrar...

La peli no ahonda en las raíces de la violencia doméstica ni apenas en sus dinámicas: él es tan malo malísimo, que hace el amor con el aquelarre de la Sinfonía Fantástica de Berlioz (pieza que me encanta y con la que empieza, por ejemplo, El resplandor de Kubrick: vale decir que es bastante tétrica), de manera que la gente piensa: si es tan tenebroso para hacer el amor con esa música... Si aquí nieva, como estará en la sierra, vaya.

Se deja ver, las actuaciones no están mal y el guión está razonablemente bien hilado... salvo en lo que toca a la construcción de personajes. No habla, pues, del sufrimiento de la violencia de pareja (vaya en el sentido en el que vaya), sino de la huida de una persona; como ocurre siempre con cierto cine comercial, es más importante la acción que los personajes per se.