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Cisne negro

No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.
Montarse expectativas con las películas no siempre es bueno. Los oscars y las nominaciones suelen ser fábricas de expectativas, que no siempre se corresponden con el resultado. Muy buenas intenciones que no terminan de cuajar, en parte por primar la estética de video clip a un guión coherente y mejor traído.

Premisa: un coreógrafo quiere hacer una versión de El lago de los cisnes de Tchaikovski en el que los dos cisnes blanco y negro sean interpretados por la misma bailarina. Le da el papel a Nina (Portman), que tiene muy buena técnica pero le falta un hervor para hacer el papel supuestamente más oscuro. Por el camino la tal Nina se llevará el trabajo a casa con todas las consecuencias psicológicas que ello pueda conllevar.

La premisa no está mal sin ser tampoco nada del otro jueves. La ejecución no me gusta nada.

  1. Por previsible. Porque desde que te dicen que tendrá que hacer los dos papeles y ves que se cruza con un oscuro reflejo de sí misma, te hueles cómo acabará el personaje. Como el cisne negro del ballet. No es que los argumentos de los ballets sean muy complejos, por lo que casar tu argumento con el del ballet que representas puede no resultar tan rompedor argumentalmente.

  2. Por mal planificada. Porque si te obsesionas por mostrar el final de tu cisne negro te pierdes el proceso. El resultado puede parecer efectivo, pero pierde en sutileza, que, aunque no se suela decir, es lo que distingue una pelĂ­cula de una obra de arte.

  3. Por acartonada. Los personajes no tienen ningún relieve. El coreógrafo -dicen- imita a Balanchine, coreógrafo y creador del ballet de Nueva York, maniático del control y que guiaba a las bailarinas por la vía erótica. Chachi: mucho sexo y poco ballet. Después de ver All that Jazz, de Fosse (hablando de coreógrafos maniáticos del control y erotómanos perdidos), llego a la conclusión de que el personaje de Cassel es el director porque nos lo dicen. Apenas hay ballet, apenas hay escenas que nos muestren más que una o dos anécdotas el supuesto duelo de bailarinas, lo duro de la vida del ballet y hablen de la supuesta transformación del cisne blanco en negro de manera más sutil, no con escenitas subidas de tono entre las bailarinas principales.
Creo que se desaprovechan las actrices. Que el oscar de Portman es un poco exagerado -aunque en Hollywood les encanta ese rollo de aprendió ballet, démosle el oscar que le funcionó a Robert de Niro en Toro salvaje- porque su talento da para mucho más que este pestiño efectista y totalmente sobrevalorado.

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