Matrimonio a la italiana

No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.

Todavía no me he sacudido la admiración que me produjo esta película cuando la vi anoche. Mastroianni (que en cuatro años se divorció y se casó a la italiana) y Loren están, sencillamente, monumentales, es una de esas parejas de lujo que el cine nos regala de vez en cuando. La guinda la pone, en la dirección, Vittorio de Sica.

Domenico Soriano (Mastroianni) conoce a Filomena Marturano (Loren) cuando ésta tiene diecisiete años en un burdel napolitano durante un bombardeo. Pasan los veintidós años siguientes juntos con intermitencias, él señorito -Marcello borda el papel de cabronazo, poniendo de los nervios al espectador- y ella -no me canso de decirlo, Sofia está inmensa, y para algunos, no sólo por su actuación-, tratada por su amante como una criada (la lleva a conocer a su madre no porque respete a Filomena, sino para ahorrarse la enfermera), hasta que un día se harta de la situación.

Filomena cuenta a Domenico que tiene tres hijos (ya talluditos) y que uno es suyo, pero que no le dirá cuál es si no se casa con ella...

Matrimonio a la italiana está basada en la obra Filomena Marturano, de Eduardo de Filippi; esto explica el carácter teatral que tienen algunas escenas, aun las de exteriores (es llamativa la escena de la resurrección de Filomena y su discusión con Domenico). Tiene un aire de españolada -italianada, más bien-, con su toque pícaro y erótico-festivo y sin olvidar cierta ternura -no sólo Sofia, al final también Marcello- inherente al cine español e italiano de la época (No habría podido ser española: hay desnudos).