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El secreto de sus ojos

No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.
Tras las perlas con las que el señor Campanella nos había venido jalonando el camino, esta película supone un cambio de registro, aunque al final suponga un ejercicio de cine tan redondo como los anteriores. Basado en la novela de Eduardo Sacheri, nos cuenta la investigación sobre una violación y un asesinato brutal en Buenos Aires. También nos cuenta el curioso descenso a los infiernos de este personal de juzgado, más o menos involucrado en su trabajo, pero que se ve especialmente afectado por el caso Morales.
Debo indicar que soy una boluda catedralicia (como un templo, vaya), porque, por motivos litúrgicos, tiendo a comer palomitas en el cine, y en esa peli es un error, por dos razones:
  • El tormento de la chica te pilla cuando todavía comes palomitas; todavía no tengo los nervios templados como para comer algo alegre viendo escenas así;
  • A media peli siempre me dan ganas de ir al baño, y el suspense de la cinta se hace incompatible con esa necesidad.
Tras jubilarse, Benjamín Espósito (Darín) retoma el caso Morales pretendiendo escribir una novela al respecto, para lo que debe escarbar un poquito en el pasado; el resultado de ese escarbar -así como el proceso propiamente dicho- es lo que nos van mostrando; narrativamente, está muy currada.

Lo que más destacaría son los personajes -y los actores que los encarnan-: Isodoro Gómez (Javier Godino) nos muestra un grado de abyección no exento de cálculo, es un personaje bastante sombrío y perfectamente ejecutado; el señor Morales (Pablo Rago) personifica la desolación y la abnegación.

También es interesante la pérdida de categoría de Espósito: cuando empieza la película parece que es poco menos que el ministro de justicia, y según avanza la película, su pérdida de estatus manifiesta es reflejo de su creciente vulnerabilidad, como también van disminuyendo los golpes de humor.

Buena guinda para este pastel es la vuelta de tuerca final en el caso Morales; y aunque narrativamente redondea la película, a mí me parece un tanto forzado el final, donde se cierra el tema de la relación entre Espósito (Darín) y Menéndez Hastings (Soledad Villamil).

En general es una película bastante redonda, espero que imposible de versionar en remake alguno (tiene aspectos demasiado culturales para trasladarlos al mundo anglosajón), y es en todo punto disfrutable.

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