No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.
Acabamos de venir del cine, y lo hacemos epatados: con películas así, no da pena pagar lo que cuesta el cine en Barcelona. Te quedas con ganas de más. Una peli redonda, con un guión muy bien hilado y unos intérpretes (especialmente, ya lo habréis leído,
Luis Tosar) a la altura.
 | El funcionario de prisiones en ciernes Juan Oliver (Alberto Ammann) va a su lugar de trabajo el día antes de empezar a trabajar; resulta herido y sus futuros compañeros lo guarecen en la celda 211 (vacía tras un trágico suicidio que no nos ahorran), dentro del pabellón de presos más peligrosos; cuando despierta, la cárcel está sumida en un motín; el funcionario tendrá que apañárselas para sobrevivir... |
Lo más fastidioso de esta peli es su tremenda verosimilitud; si lo viéramos en las noticias, tampoco nos chocaría tanto. No exenta de humor, demuestra que hay cine español que no vive de espaldas al espectador (no estábamos solos en el cine) y que no supedita la calidad a factores ajenos al propio cine. Probablemente los Goyas se repartan (con justicia) entre ésta y
Ágora.
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