Los mundos de Coraline
No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.
![]() | Me leí la novelilla hace unos cuantos años, y tenía tremendas ganas de ver la película, estupenda adaptación y estupenda película de animación, aunque no sé si exactamente infantil; como Miyazaki en El castillo ambulante, muestra una de mis fantasías infantiles de un universo detrás de una puerta aparentemente inocua. |
La dirección es de Henry Selick; para quien le suene el nombre, es el director de Pesadilla antes de Navidad (aunque la gloria se la llevó Tim Burton, que era el productor), y está rodada en stop motion, lo cual es estupendo en estos tiempos de animación 3D por ordenador.
Se cuida mucho el aspecto cromático de la cinta: de un lado es todo apagado, colores casi grisáceos, contrastando con el universo colorista de la madre alternativa; pero esto no está limitado a una simple oposición: cuando la magia de la madre pierde su fuerza, todo se torna blanco y negro, arenoso. Este paralelismo cromático no es el único entre ambos mundos: en ambos tiene ayudas de los estrambóticos vecinos o del gato, aunque no en ambos se expresen igualmente; y el aparente fin de Coraline o de la malvada bruja se sella con un eclipse, real o figurado.
La película -el libro- tiene fuentes fácilmente sondeables. La primera es Alicia, con referencias manifiestas como la puerta pequeña que atraviesa siguiendo a un roedor (conejo, ratón ¿qué más da?), llegando a un universo parecido al suyo pero no igual; en ambas, la heroína, una niña prepúber, se encuentra con un gato que habla, y desaparece con mayor o menor destreza. La otra es, sin duda, Hansel y Gretel: los niños atraídos por una casa de caramelo, regentada por una bruja de cuidado; como aggiornamento, resulta ser bastante eficaz. Pero son deliciosos esos toques un tanto fin-de-siécle, con el homo circensis y las hermanas de opereta que viven en el sótano con sus mil perros vivos o muertos; atención a la escena que evoca la noche estrellada de Van Gogh.
En el patético panorama cinematográfico actual tenemos que mirar a la animación como la gran esperanza a la hora de esperar películas que entretengan y atrapen al espectador sin subestimarlo. Ojalá fuera contagioso.
PD Detesto la traducción del título, ya sé que soy tiquismiquis, pero el nombre de la protagonista tiene toda la fuerza.
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