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Mejor imposible

No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.
En la lista de comedias inteligentes del anterior post, bien habría podido incluir ésta de la que os voy a hablar hoy, Mejor imposible. El protagonista es Melvin Udall (Jack Nicholson), un escritor de éxito con un transtorno obsesivo compulsivo (TOC) que lo convierte en alguien alérgico a cualquier cambio: cualquier cosa que afecte sus hábitos, principalmente los higiénicos, lo pone de los nervios y terriblemente agresivo. Viendo esto, una piensa que Jack Nicholson, el bueno de Jack, él solito, ha interpretado medio vademécum de salud mental a lo largo de su carrera...
Su esterilizada vida cambia cuando empieza a interaccionar -a regañadientes, vale- con su vecino Simon Bishop (Greg Kinnear) y, sobre todo, con su perro, Verdell; no hay mayor enemigo del cambio que el miedo al mismo, y, para evitar que su vida cambie, Melvin, a lo tonto, va cambiando sus hábitos (hasta el punto de pagar un médico al hijo de la camarera para que ésta no falte al trabajo y lo atienda) y profundizando en sus relaciones tanto con Simon Bishop como con la camarera Carol Connelly (Helen Hunt), librándose de toda la coraza que lo convertía en un perfecto imbécil para ser una persona que sorprenda a quienes lo conocían como un monstruito.
Esto, que en clave de drama hubiera sido un correr de pañuelos, se convierte en un filme tremendamente inteligente, añadiendo la ventaja de tres actores en estado de gracia (que no han vuelto a tener tanto acierto ni un papel tan goloso desde que rodaron la que nos ocupa) y una de esas comedias que, sin duda, resistirá más que estoicamente el implacable paso del tiempo.

3 comentarios

Su dijo...

Es el mejor papel que ha tenido y no lo hace mal; yo creo que, si bien podrían haber puesto a otra, ella defiende bien el papel.

wilson dijo...

Lo defiende muy bien. A ella le costará encontrar otra película como esta.

CarlosGonzalez dijo...

¿Puesto a otra? ¿ A quién?. Ella tambien borda el papel. Cometemos el error de comparar los dos papeles y, claro, él siempre saldrá ganando.