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Fama

No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.
Si por algo no se distinguen los musicales de Alan Parker es por ser la alegría de la huerta: en The Wall (1982) nos contaba el mal viaje vital de una estrella de rock interpretada por Bob Geldof con música de Pink Floyd (la vi hace una pila de años, por lo que no puedo decir más que me impactó la escena en que se afeita el pecho). Los Commitments (1991) cuenta la historia de un grupo de soul de Dublin condenada al fracaso desde el principio (aunque la banda sonora es memorable). Evita (1996), pico interpretativo en la carrera de Madonna, cuenta el ascenso y la amarga caída de la señora Perón según la visión de Rice y Weber.

La de hoy, Fama, es anterior a todas, y le debe mucho a Bob Fosse, el maestro absoluto en lo que a musicales sórdidos se refiere. Nos cuenta el paso de una promoción de jóvenes por la Escuela de Artes de Nueva York; en la serie que hicieron después a raíz del éxito de la película los personajes tienen un glamour que no existe en la película. Las escenas de humor (que las hay) sobreexponen a los personajes al ridículo.


Ya puestos a ver los aspectos formales, se divide en cuatro, según los cursos de la promoción de la que habla la película, desde las pruebas de acceso (una gran escena) hasta la graduación, cada uno con sus cuitas: Leroy (el mismo Leroy de la serie, el mismo Leroy Johnson de siempre) y sus problemas académicos para todo lo que no es baile; Doris y sus cuitas para reafirmarse ante su madre judía, absorbente y mandona; Ralph y sus problemas para hacer reír en un mundo que no tiene gracia; Bruno Martelli, músico ajeno a la historia de la música (en oposición al profesor Shorofsky) y Montgomery, y sus problemas para encajar en el mundo. El final es tan abierto como el destino de una promoción al acabar los estudios, pero, como en algún sitio tenía que acabar Parker, se dedica a la fiesta de fin de curso.

Fama fue rodada al final de la era disco, y se nota en la banda sonora. Si no estás familiarizado o directamente te repatea, chocan. Para alivio de algunos, no tiene muchos números sonoros, y está dirigida de manera inteligente por lo que, a pesar de lo obsoleta que pueda parecer la música, resiste el paso del tiempo. Quizás se deba a que son los mismos problemas de siempre, aunque en un gremio muy concreto.

1 comentario

Luis Fernando Areán dijo...

A mí me choca un poco la escena final, sobre todo porque cuatro años de estudio para hacer esa moñez mediocrona de fin de curso desafía mi suspensión de la incredulidad. Pero bien mirado, también se ha criticado hasta el cansancio el último número de Gene Kelly en Singing in the Rain...