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X-men: primera generación

No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.
Para quien no lo sepa, han abierto un círculo en el infierno para quienes perpetran precuelas, y aunque el lugar de honor es y será siempre para George Lucas (con agravantes por Jar Jar Binks) principalmente por crear el concepto precuela, el director de la de hoy (Matthew Vaughn) no se queda atrás.

Porque aunque está bien la historia de cómo se conocieron y separaron Magneto y el profesor Charles Xavier, no da para una película de 2 horas. La realidad es tan cruda como eso: en un flashback de 20 minutos, 30 si me apuras, hubiera quedado tan mono, condensadito, conservando las esencias sin florituras vacuas.

Aunque someramente nos muestran la infancia de Charles Xavier y cómo conoce a Raven, es mucho más interesante el personaje de Magneto, que hasta el final se llama Erik: aprisionado en un campo de concentración, la separación de sus padres y la posterior muerte de su madre muestran un atisbo de su poder para manipular los metales.

Un jerifalte del campo que se arrima al sol que más le calienta ve en el joven Erik las cualidades de übermensch que los nazis preconizaban pero no alcanzaban, y (según sabemos más tarde) experimenta con el chaval para hacerse con su propio elenco de poderes.

Años más tarde, Charles Xavier es doctor en genética, Raven se siente desplazada por su aspecto azulado, y están convencidos de que hay más mutantes por ahí; mientras, Erik busca a Sebastian Shaw para vengarse de él; una investigación de la CIA hace que el profesor Xavier y Erik se crucen e intentan pararle los pies al tal Shaw, que por cierto es Kevin Bacon: reclutan sus propios mutantes para combatir a los de Shaw y de paso evitar la III Guerra Mundial (crisis de los misiles de Cuba y todo aquello), que es lo que buscaba el malo de turno para que los mutantes prevalecieran sobre los normales.

Entretenida sin pasarse, a ratos rayando en lo estúpido. Después de ver a Patrick Stewart, James McAvoy se me hace muy blandito, mientras que Michael Fassbender sostiene a Magneto (y la atención de la que os habla) mucho mejor. Los guiños a lo que después son los X-men son un poco tontos y traídos de los pelos. Y ni siquiera puedo echar la culpa a que no sale Lobezno (cuya precuela está mejor), porque sí sale Hugh Jackman en un cameíllo sin acreditar.

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