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Dentro del laberinto

No leer si no se ha visto y se está interesado en verla: puede contener algunos spoilers.
Vi esta peli cuando se estrenó (1986), hace ya una pila de años, y la vi la otra noche en la tele. Lo primero que me llamó la atención fue lo mal que había resistido el paso del tiempo. Cumple su función de entretener al personal, pero de alguna manera se le ve la cremallera; no a los muñecos, que Jim Henson tiene mucho oficio, pero algo flota en las situaciones que les quita naturalidad. Vale, que es fantasía, pero cuando la fantasía se acartona se nota, y no para bien.

Sarah (Jennifer Connelly) es una adolescente (entre las virtudes de la peli, que la actriz realmente era adolescente, y se le nota en la cara, pero se puede confirmar en el imdb) que tiene que cuidar de su hermano bebé; es un poco fantasiosa y en un momento dado desea que los goblins se lo lleven; oh, sorpresa, plegaria atendida. Ahora tiene que ir a buscarlo al palacio de Jareth, rey de los goblins (David Bowie) en 13 horas, o se convertirá a su vez en goblin. Atravesando el laberinto esquiva todas las trampas del rey y se sacude un poco el pavo de encima.

Es curioso este poster, la imagen de Sarah encerrada en una mandorla del mundo ficticio encarnado por el laberinto y ella, como danzante cósmica, dispuesta a lograr todo lo que se propone.

En cierto modo, es el reverso tenebroso de El mago de Oz; Dorothy sale de Kansas un poco por casualidad, pero Sarah se lo ha buscado, y su periplo es más frenético y da menos cuartel. Pero, como Dorothy, encuentra a un descorazonado, un descerebrado y cobarde de apariencia fiera que le acompañan hacia la ciudad goblin. El camino de baldosas amarillas es de todo menos obvio y el supuesto mago entorpece -adrede- más que ayudar.

En tanto que viaje como camino iniciático, Sarah aprende una serie de cosas relacionadas con ella misma; de alguna manera pierde la inocencia y se espabila como mujer reafirmando su propia valía, y se apercibe de cosas como que ser hija de familia no implica ser una ceporra irresponsable o que ser adulta no elimina lo lúdico de la vida de nadie.

Un entretenimiento algo deslavazado con algunas canciones de David Bowie con cardado y mallas -ochenterísimo, como la escena de baile a mitad de la película-, animación de Jim Henson, efectos que hoy parecen inocentes -y transparencias que se notan, odio cuando se nota que antes había fondo azul-.

Para pasar un rato entretenido sin ganas de complicarse...

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